El rey también tuvo trato de favor en su formación militar

Los currículums y la formación académica de nuestros políticos están sacudiendo a primeras espadas de la política española, como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, al vicesecretario general de Comunicación del Partido Popular, Pablo Casado, o a diversos diputados y políticos con estudios inflados o ficticios.

En el ámbito académico y militar, Felipe VI, gracias a su condición de Príncipe de Asturias y futuro rey de España, pudo optar a una formación al alcance de muy pocos. Uno de los aspectos más resaltados de su figura -y repetidos hasta la saciedad, dicho sea de paso- ha sido su alto nivel de formación, calificado en numerosas ocasiones como “el rey mejor preparado de la historia de España”.

Sus primeros pasos en la enseñanza fueron en el colegio elitista Santa María de los Rosales, en el distrito de Moncloa-Aravaca, donde cursó desde preescolar hasta el ya extinto bachillerato unificado polivalente (actual enseñanza secundaria). Precisamente, ese mismo centro ha sido el elegido por los reyes para la educación de la princesa Leonor y la infanta Sofía, con un coste anual de unos 7.000 euros por alumno. Tras finalizar su etapa de educación obligatoria, desde la Casa Real optaron para el curso de orientación universitaria (actual Bachillerato con duración de un año) por el centro privado religioso Lakefield College School en Ontario (Canadá), en el que estuvo interno durante todo el curso escolar y su matrícula ascendió a cerca de un millón y medio de pesetas.

También pasaron por sus aulas figuras de otras monarquías como el duque de York. Según cuentan las informaciones del diario El País en aquella época, el rey no tuvo ningún trato preferencial, aunque tuvo pegado durante todo el año al teniente coronel de Infantería de Marina José Antonio Alcina, como supervisor y coordinador del dispositivo español y canadiense que garantizaba la seguridad del príncipe.
Hasta ese momento, el actual monarca pudo obtener una formación académica acorde a la élite de España y del resto del mundo, cumpliendo con todos los procesos, requisitos y tiempos habituales de cualquier otro alumno.

Es en el apartado castrense donde el Príncipe de Asturias empieza a verse beneficiado por su condición de futuro heredero de la Corona española. 
Conforme al plan de estudios académicos y militares elaborado desde la Zarzuela para Felipe VI, el 1 de agosto de 1985 aparece recogido en el Boletín Oficial del Estado el nombramiento como caballero cadete de la Academia General Militar “en atención a las circunstancias que concurren en su alteza real”. De esta forma, Felipe entraba a formar parte de la 44ª promoción de la Academia de Zaragoza -un año y medio después que el resto de sus compañeros-, sin participar en la convocatoria de ingreso de la misma, obviando los principios de igualdad, mérito y capacidad que rigen el acceso a la función pública.

Un año después, el BOE volvía a incluir un real decreto por el que Juan Carlos I nombraba caballero alférez cadete de infantería al Príncipe de Asturias. Habitualmente, el empleo de caballero cadete abarca los dos primeros años de formación, pasando a caballero alférez cadete en el tercer año de enseñanza. También recibe la Gran Cruz de la Orden del Mérito Militar con distintivo blanco, reservada para el escalafón de oficiales generales, y concedida por acciones en misiones que “ordinaria o extraordinariamente sean encomendadas a las Fuerzas Armadas”.

El siguiente paso de la carrera militar -supervisada por Juan Carlos I, el secretario de la Casa Real y José Antonio Alcina- tuvo lugar en la Escuela Naval Militar de Marín (Pontevedra), donde fue nombrado a su entrada como caballero guardiamarina. Denominación que se conserva durante dos años, antes de pasar a ser alférez de fragata. Felipe VI solo estuvo un año en ese destino. También recibe una Gran Cruz del Mérito Naval.

El último paso antes de ser nombrado como teniente de los tres ejércitos fue en la Academia General del Aire de San Javier (Murcia), de septiembre de 1987 a julio de 1988, donde entró como alférez alumno cuando cualquier otro militar necesita tres años para obtener dicha denominación; y obtuvo otra Gran Cruz del Mérito Aeronáutico.

Un año después, en julio de 1989, concluía su carrera militar recibiendo los despachos de teniente de Infantería, alférez de navío –grado que corresponde al de teniente de los ejércitos de Tierra y Aire- y teniente de Aviación. El rey emérito gozó de un plan de formación militar similar al de su hijo, pasando cuatro años en las academias militares.

“Es algo conocido por todos y aceptado por la inmensa mayoría del mundo militar, al tratarse del futuro rey de España. Para tener esos tres títulos primero hubiera necesitado aprobar una oposición, el Príncipe de Asturias entró en el ámbito militar por ser quien es. Para obtener los tres títulos de teniente tenía que haber invertido cinco años en cada carrera, un total de quince años para obtener los tres despachos, y el rey solamente invirtió un total de tres años en su formación militar y cuatro para conseguir los títulos”, revela una fuente del ámbito militar que prefiere mantener el anonimato. La web del ministerio de Defensa avala estas afirmaciones.

Cabe recordar que Felipe VI no hubiera necesitado realizar la formación militar, dada su condición de heredero de la Corona. En la Ley de Carrera Militar de 2007 queda establecido que el monarca “tiene el empleo militar de capitán general del Ejército de Tierra, de la Armada y del Ejército del Aire, máximo rango militar que le corresponde en exclusiva como mando supremo de las Fuerzas Armadas”. El mismo texto también faculta al Gobierno, por la vía del real decreto, “para establecer un régimen propio y diferenciado teniendo en cuenta las exigencias de su alta representación y su condición de heredero de la Corona de España”.

Tras su paso por las academias militares, Felipe de Borbón ingresó en la Universidad Autónoma de Madrid en el curso 1988-1989 para licenciarse cinco años después en Derecho y realizar la mitad de la carrera de Económicas y Empresariales, recibiendo una calificación de notable alto.
Como último paso de su formación, realizó un máster en Relaciones Internacionales en la Universidad de Georgetown –la universidad jesuita más antigua de Estados Unidos-, centrado en las relaciones con América Latina y Oriente Medio, con un coste actual de 79.000 dólares.

Durante su estancia de dos años en Estados Unidos, Felipe de Borbón compartió residencia con su primo e hijo del rey Constantino de Grecia. Aprovechando la graduación del heredero de la Corona, la universidad otorgó a Juan Carlos I y doña Sofía un doctorado honoris causa en derecho y humanidades, respectivamente.

 

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