MADRÍ, MADRÍ, MADRÍ…

Alguna, ya se frota las manos pensando en que, con sus elecciones anticipadas, madrileños y madrileñas, van a ver lo que es canela fina y a armar la tremolina si llega de nuevo a (la Comunidad de…) Madrid, pero lo cierto es que todo está por ver.

Las asesoras de Ayuso, denostada por su gestión de la pandemia y ante la pasividad de su principal opositor, supieron trasladar el debate al enfrentamiento con el gobierno central, haciendo de ello bandera y dando felicidad a la derecha madrileña. Crecida, está ahora por ver si calculó mal su adelanto de las elecciones o no. Ultraderechizada, cuenta con que le vuelvan muchos de aquellos votos que se fueron a Vox y laminar a estos, pero lo justo, que lo mismo al final le van a hacer falta. Haciendo bronca de todo y respondiendo a su directriz insignia de “¿de qué habla el gobierno central que me opongo?”, una persona sin talla ni formación política le ha comido la tostada al mismísimo Casado. La política no es lo que era (sí, creemos que alguna vez lo fue), y hoy la mediocridad te puede llevar a lo más alto.

En manos (bueno, en mano, en una solo, la de votar) de madrileñas y madrileños está optar por la mediocridad comprometida con seguir esquilmando lo público, o una posibilidad de regeneración de lo público, lo comunitario, lo de todos y todas.

Hoy comienza la campaña. Tele Madrid no es el cortijo pepero que era y, como se ha dicho, en su línea bronca de oponerse a todo, Ayuso ya se ha desmarcado de los consensos de debates. Habrá que ver cómo planean la campaña el resto de los grupos: Vox y Ciudadanos, contra las cuerdas, con grave riesgo en su pervivencia, venderán que son necesarios para modular al PP. Nos cuesta creer que personas con mentalidad del siglo XXI lleguen a creer que Vox puede modular algo que no sea aumentar los niveles de bronca y odio, de los que ya Madrid y España en general andan bastante sobrados.

Por su lado, el cromo repetido de Más Madrid y Unidas Podemos tendrán que hacer campaña con el cuidado de no dañarse, que aquí contará hasta el último voto, y las tres fuerzas del ámbito progresista pueden criticarse legítimamente, pero sin olvidar el fin superior: movilizar a la toda la izquierda, no desmovilizarla con críticas estériles entre ellos, para así libranos de Ayuvox. Que aprendan de toda la progresía de EEUU, todo el espectro de centro a izquierda radical que se movilizó sin fisuras para echar a Trump. Todo esto nos lleva a pensar que las elecciones trascurrirán en clave de dos grandes bloques: el de la derecha (que incluye a Vox, que nuestro país no es Alemania, donde se aísla a los fascistas) y el de la izquierda. Posiblemente la clave la dará la capacidad que la izquierda tenga de movilizar a su electorado, pues el de la derecha está siempre más que hiperactivo. Ahí habrá que cargar tintas.

Cabría soñar con debates enriquecedores, que nos cuenten qué piensa hacer cada grupo con la realidad que está arrasando Madrid en lo público, sería maravilloso oír cosas programáticas, cargadas de sentido, de contenido. Sería fabulosos que en debates televisados los moderadores fuesen capaces de contener la bronca y el insulto…pero claro, miramos lo que sus señorías hacen el todo un Parlamento, y se nos va la confianza.

Pinta bronca esta campaña, pinta poco constructiva… solo nos queda esperar que al menos los resultados acaben por alejar esa bronca y traigan la reconstrucción de todo lo arrasado.

 

Artículo de Colectivo Puente Madera (formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Eías Rovira y Javier Sánchez). 

@CPuenteMadera

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