Por Víctor Arrogante.
A mediados de la década de 1950 había en Madrid unas 50.000 infraviviendas, más de la mitad de ellas chabolas, lo que equivalía al 10% del parque total de vivienda. Pero no todas eran chabolas. Muchísimas eran cuevas horadadas en la tierra, como las cientos que había en Ventas del espíritu Santo y a lo largo del arroyo Abroñigal, hoy M-30. Esta situación vuelve a proliferar, lo que muestra que la pobreza extrema hay que eliminarla. Erradicar el chabolismo se puede y se debe.
¿Llegado el caso un pelotón de soldados salvará a la Constitución (y a los españoles)? El Estado Mayor ya ha…