
Después de dar un repaso de los últimos años de la política catalana, y del desarrollo del 1-O («una brutalidad policíaca nunca vista en España desde la dictadura de Franco»), el profesor se fija en la «extraña aparición» televisiva del rey español, que «pidió al Gobierno catalán volver a la legalidad constitucional y no se disculpó por la campaña de terror impulsada por la policía nacional». También destaca que «no se dirigió a los catalanes en su propia lengua», que el monarca sabe hablar perfectamente.
«En este punto Felipe dejó de ser el rey de todos los españoles«, asegura José Buscaglia. Es por eso que le dirige un mensaje: «Mientras las relaciones entre Madrid y Barcelona siguen deteriorándose, él haría bien en considerar hacer un último sacrificio para salvar su país de él mismo».
El profesor de Northeastern continúa: «Su abdicación llevaría a la proclamación de una Tercera República, a nuevos gobiernos en Madrid y Barcelona y a una asamblea constituyente que desembocaría en la creación de un estado federal multinacional donde andaluces, vascos, canarios, castellanos, catalanes y otros podrían reconciliarse con su pasado mientras buscan reclamar y remodelar la vieja noción de las muchas Españas, o Las Españas. Cualquier otra alternativa, llegados a este punto, sólo conduce a decir adiós a España».
Fuente: www.elnacional.cat
La pregunta es: ¿quién daría esa orden? ¿Un general o coronel en la reserva? Evidentemente, no.