En la dictadura criminal, las mujeres sufrieron una doble represión: como antifascistas y como mujeres.

Documentación recogida del libro de Manuel Monge, que se publicará en enero de 2026: «Usted debería saber. La historia secuestrada de la monarquía. 90 años con Franco».

Violación de las mujeres

Estas eran las arengas del general Queipo de Llano desde Radio Sevilla, con su incitación a la violación de las mujeres, después de tomar los fascistas la ciudad en 1936: “Nuestros valientes legionarios y regulares han enseñado a los cobardes de los rojos lo que significa ser hombre. Y, de paso, también a las mujeres. Después de todo, estas comunistas y anarquistas se lo merecen, ¿no han estado jugando al amor libre? Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que forcejeen y pataleen”.

Doble represión de las mujeres, como antifascistas y como mujeres

Mary Nash, catedrática de Historia Contemporánea de la Universitat de Barcelona, resumía así la represión de las mujeres y el nuevo modelo de mujer después del triunfo fascista de 1936: “La dictadura de Franco se caracterizó por su continua y sistemática represión de las mujeres y la erradicación de los derechos igualitarios y de ciudadanía introducidos por el régimen democrático de la Segunda República. En el contexto de la nueva España, la redefinición del rol de las mujeres fue una pieza clave en la maquinaria represiva y en la imposición de una sociedad patriarcal y nacionalcatólica.

El régimen franquista se fundó en un rígido sistema de género que marcó la subalternidad de las mujeres mediante un nuevo orden jurídico que sostenía una jerarquía de privilegio masculino. Frente al modelo igualitario republicano de derechos y de ciudadanía, el nuevo estado replicó con leyes, normativas, modelos educativos y creencias nacionalcatólicas y nacionalsindicalistas que asentaban la discriminación y la subordinación de las españolas, su falta de libertad y su obligatorio acatamiento a un arcaico modelo de mujer recatada, sumisa y dependiente. Entre el compendio de castigos figuraban torturas, pero también un amplio repertorio de represalias sexuadas: la violación, los abusos sexuales, el maltrato, la humillación pública, el rapado del cabello, la ingesta de aceite de ricino y la exposición desnuda o semidesnuda de sus cuerpos en la plaza pública”.

Esta doble represión de las mujeres era reconocida en el punto 15 de las recomendaciones de la ONU, después de la visita a Galiza de Pablo Greiff (Ponente Especial de la ONU sobre Verdad, Justicia, Reparación y Garantías de no Repetición) entre el 21 de enero y el 3 de febrero de 2014: “Ampliar los estudios existentes sobre las violación de los derechos de las mujeres y desarrollar medidas de reparación y reconocimiento especial del daño que sufrieron a consecuencia de la guerra civil y el franquismo, incluido la violación sexual, agresiones, humillaciones y discriminación por su filiación real o supuesta o de su familias y parejas”.

Ya sabemos como está actuando la familia de la derecha (PP y Vox): eliminación de las concejalías de Igualdad, non reconocer la violencia machista, dificultar el derecho al aborto en la sanidad pública. Si llegan al gobierno, el sector falangista de la derecha podría presionar para que haya un adoctrinamiento de la sociedad, especialmente de la juventud, para regresar a los tiempos de la dictadura con los discursos de Pilar Primo de Rivera, delegada nacional de la Sección Femenina de Falange

“La mujer ideal” para Pilar Primo de Rivera

Pilar Primo de Rivera publicaba en 1958 La mujer ideal. No era una idea particular de una mujer profundamente reaccionaria, sino la educación oficial de la dictadura para todas las mujeres y por eso formaba parte del temario de Economía doméstica para bachillerato y Magisterio. Se presentaba como “Guía de la buena esposa; reglas para mantener a tu marido feliz; sé la esposa que él siempre soñó” etc. La iglesia católica difundía con entusiasmo esta doctrina de la Sección Femenina de Falange:

Durante los días más fríos deberías preparar y encender un fuego en la chimenea para que él se relaje frente a ella; después de todo, preocuparse por su comodidad te proporcionará una satisfacción personal inmensa. Minimiza cualquier ruido. En el momento de su llegada, elimina zumbidos de lavadora o aspirador. Salúdale con una cálida sonrisa y demuéstrale tu deseo por complacerle. Escúchale, déjale hablar primero; recuerda que sus temas de conversación son más importantes que los tuyos.

Nunca te quejes si llega tarde, o si sale a cenar o a otros lugares de diversión sin ti. Intenta, en cambio, comprender su mundo de tensión y sus necesidades reales. Haz que se sienta a gusto, que repose en un sillón cómodo, o que se acueste en la recámara. Ten preparada una bebida fría o caliente para él. No le pidas explicaciones acerca de sus acciones o cuestiones su juicio o integridad. Recuerda que es el amo de la casa.

Anima a tu marido a poner en práctica sus aficiones e intereses y sírvele de apoyo sin ser excesivamente insistente. Si tú tienes alguna afición, intenta no aburrirle hablándole de ésta, ya que los intereses de las mujeres son triviales comparados con los de los hombres.

Al final de la tarde, limpia la casa para que esté limpia de nuevo por la mañana. Prevé las necesidades que tendrá a la hora del desayuno. El desayuno es vital para tu marido si debe enfrentarse al mundo exterior con talante positivo.

Una vez que ambos os hayáis retirado a la habitación, prepárate para la cama lo antes posible, teniendo en cuenta que, aunque la higiene femenina es de máxima importancia, tu marido no quiere esperar para ir al baño.

Recuerda que debes tener un aspecto inmejorable a la hora de ir a la cama… Si debes aplicarte crema facial o rulos para el cabello, espera hasta que él esté dormido, ya que eso podría resultar chocante para un hombre a última hora de la noche. En cuanto respecta a la posibilidad de relaciones íntimas con tu marido, es importante recordar tus obligaciones matrimoniales: si él siente la necesidad de dormir, que sea así no le presiones o estimules la intimidad. Si tu marido sugiere la unión, entonces accede humildemente, teniendo siempre en cuenta que su satisfacción es más importante que la de una mujer. Cuando alcance el momento culminante, un pequeño gemido por tu parte es suficiente para indicar cualquier goce que hayas podido experimentar. Si tu marido te pidiera prácticas sexuales inusuales, sé obediente y no te quejes. Es probable que tu marido caiga entonces en un sueño profundo, así que acomódate la ropa, refréscate y aplícate crema facial para la noche y tus productos para el cabello. Puedes entonces ajustar el despertador para levantarte un poco antes que él por la mañana. Esto te permitirá tener lista una taza de té para cuando despierte.

 

 

Fuente: https://nuevarevolucion.es/en-la-dictadura-criminal-las-mujeres-sufrieron-una-doble-represion-como-antifascistas-y-como-mujeres/ 

 

 

 

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