La España atormentada.

El “puigdemontazo”, casus belli para España.

O el pueblo español reacciona pronto y bien al desafío del independentismo catalán (al que puede seguir en el corto/medio plazo el vasco y el gallego) echándose a la calle y exigiendo la dimisión inmediata del Gobierno en funciones y unas nuevas elecciones generales que clarifiquen el panorama político español o este país, con un psicópata del poder mangoneando el poder, un pasota coronado en la cúspide del Estado al que le cuesta mucho decir esta boca (regia) es mía, trescientos cincuenta castrados políticos en el hemiciclo del Congreso cobrando y callando y cuarenta y siete millones de ciudadanos/zombis tragándose en silencio el “totum revolutum” suicida español… puede acabar otra vez en un enfrentamiento armado entre españoles o una nueva dictadura militar.

 

Empiezo amigos por lo jocoso y simpático, aunque este país no está precisamente para juergas. “Papá, cuando sea mayor quiero besar a mi novia como ese señor de la tele” ¡He aquí, conciudadanos que todavía habitamos la sufrida piel de toro ibérica, la sorprendente petición personal de un niño español de seis años según el testimonio transmitido a este mortal, jurando en hebreo, por un padre amantísimo que después de ganarse diariamente los mil quinientos euros al mes que apenas le dan para dar de comer a los suyos (sin aceite, por supuesto) imparte en su casa, mal que bien, la autoridad paterna sobre tres genízaros infantiles (dos varones y una hembra) con edades comprendidas en el insoportable escenario infantil de entre seis y doce años.

 

No cabe la menor duda que tamaña frasecita no deja de ser una pequeña e irresponsable boutade infantil cuya autoría última habría que cargársela a los medios de información de este país, con las teles a la cabeza, que llevan más de un mes entrando con armas y bagajes en una orgía noticiosa del 80% de sus respectivos tiempos de emisión o espacios escritos y que tiene como premisa mayor el super ósculo o “beso santo” estampado por el señor presidente del fútbol español, el ínclito Rubiales, en la angelical boca de una señora o señorita que en sus ratos libres se dedica ahora (gracias a las jugosas subvenciones millonarias del poder feminista del Gobierno español) a la antes masculina tarea de pegar patadas a una pelota para tratar de meterla en el menor tiempo posible en el sagrado lugar (deportivamente hablando) que defiende a ultranza haciendo el mono el ágil deportista que tiene como única misión evitarlo como sea.

 

Con la que está cayendo por ahí fuera y aquí dentro: una sangrienta guerra en el corazón de Europa, una recesión sin vuelta atrás en numerosos países integrados en ella, una crisis económica y financiera a nivel mundial, una sequía en España que está arruinando a los agricultores, una inflación galopante que ahoga a los hogares, sube exponencialmente las hipotecas y que ha convertido al antes proletario aceite de oliva en una alimento para pudientes, el repunte del Covid que no cesa de crecer y que amenaza de nuevo con las mascarillas y el confinamiento,.. y, sobre todo, la zarabanda que se ha formado a nivel político y social con el resultado de las elecciones del 23-J y el órdago subsiguiente del Superman huido catalán… y aquí estamos los benditos ciudadanos de este país teniendo que tragarnos a todas horas, una y mil veces, el cinematográfico arrebato bucal/profesional de “El Rubio”, un ridículo y sobrevenido morreo con los belfos de chulo de barrio, de un advenedizo del deporte, pero que de agresión sexual tiene más bien poco y que la señorita deportista vejada debería haber denunciado (por fin se ha atrevido a hacerlo, empujada por el griterío feminoide español) como una inasumible “agresión bucal”.  Acción inadecuada, rechazable, desde luego, pero que no creo que figure como ilícito penal en el manoseado código español.  

 

Pero bueno, que me distraigo del tema principal del presente trabajo y aquí he venido, como diría el inolvidable Paco Umbral, a hablar de lo mío, o sea del monumental “puigdemontazo” que acaba de sufrir este país y que lo ha puesto al borde de un ataque de nervios. ¿Pero qué coño nos pasa en este país en los últimos tiempos? Es que nos hemos vuelto todos tontos, gilipollas, pasotas, baldragas, tontos del culo, cobardicas… además de vagos, que eso ya lo tenemos asumido desde hace tiempo porque todos los países europeos nos lo vienen diciendo desde hace siglos, desde la leyenda negra y de aquel maldito slogan de “África empieza en los Pirineos”. Desde siempre, desde hace años, desde la dictadura franquista y también desde que nos hemos creído que vivimos en una democracia (1978 en adelante) hemos vivido anestesiados por el fútbol (esto ya lo inventó Franco con pleno éxito), por los toros (mucho menos), por los puentes, por las vacaciones en la playa, por las juergas con toros, por las fiestas tradicionales y ridículas que la mayoría de los pueblos resucitan en agosto para pasar lo mejor posible ese “mes hortera” (que dijo no sé quién) y por un turismo de borrachera y alpargata (hemos matado nuestra antes pujante industria) que nos está obligando a una gran mayoría de españoles a convertirnos en camareros y kelis y a tener que limpiar a diario centenares de toneladas de excrementos dejados en nuestros numerosísimos hoteles por millones de “jubilatas” extranjeros…Y, también ¡cómo no!  por nuestra malsana idea de hartarnos de comer a destajo marisco, paella, cordero asado, entrecot al punto y cualquier otra cosa que engorde lo suyo hasta conseguir alcanzar, según algunos nutricionistas extranjeros, el desagradable título de “segundo país más obeso del globo”.

 

Pues sí, este país, después de décadas de tranquilidad, paz, convivencia, responsabilidad, bonanza económica… y, también, todo hay que decirlo, corrupción generalizada, afronta en los últimos años y con especial virulencia en los últimos meses de la dictadura alocada del señor Sánchez un ataque inmisericorde político y social que tiene como fin estratégico último el logro de la independencia para Cataluña. No voy a entrar en este corto trabajo, ni es mi intención ni puedo, en la forma chapucera e inconveniente que los últimos Gobiernos españoles, sobre todo en la etapa Rajoy, con su famosa “Armada Policial” atracada en el puerto de Barcelona, han afrontado este problema nacional que ahora se está agravando por momentos, ha entrado en metástasis generalizada y amenaza la convivencia entre españoles y la propia supervivencia del Estado. Pero sí quiero hacer una primera consideración que entra de lleno en el axioma que todos conocemos y que reza “España es diferente”

 

Pues claro que es diferente y, seguramente, ridícula y estúpida ante los ojos foráneos. Aquí nos creímos, tal vez por salir sin traumas apreciables de una dictadura feroz, que la palabra democracia era sinónima de libertinaje, cachondeo social, todo vale, bipartidismo corrupto, desmantelamiento del Estado, nuevos reinos de Taifas… y maricón el último. Y llegamos a la aberración política de autorizar lo que no autorizaría ningún país por muy democrático que se reclame: Llevar al Congreso, autorizar, dar carta de naturaleza jurídica y encima pagar a partidos políticos regionales en cuyo ideario, estatutos y demás parafernalia populista figura la palabra independencia como norte a conquistar y misión a cumplir. Independencia de España. De la forma que sea y caiga quien caiga. Un despropósito, sin duda, una estupidez suma que le vino bien en su día a los partidos hegemónicos (PSOE y PP) para armar mayorías parlamentarias y gobernar a su aire pero que ahora nos está pasando factura y amenaza la propia existencia de la nación española tal como la conocemos. Y no sólo eso sino la paz entre españoles y la propia democracia (aunque discapacitada) que hemos “disfrutado” desde 1978.

 

Pues la cosa pinta mal, amigos. Y como el bloqueo político es abismal, la catadura moral y política del ciudadano que en estos momentos gobierna España en funciones es absolutamente rechazable, del soso inquilino de La Zarzuela (al que nadie ha votado para que esté ahí, no conviene olvidarlo) que está a la cabeza de una institución a día de hoy desacreditada, insulsa, ineficaz, trasnochada, despreciable… no se puede esperar nada salvo la lectura de algún papelito que le pase el edecán de turno y, por otra parte, el presidente del PP que ha ganado las elecciones mediante pírrica victoria reconoce abiertamente que sus asesores y estrategas (si los tiene) son un puro desastre… ¡ÁPAGA Y VÁMONOS! SÓLO NOS QUEDA EL PUEBLO ESPAÑOL PARA PEDIRLE QUE ARREGLE EL DESAGUISADO, QUE SOLVENTE EL DESASTRE QUE VIVE ESTE PAÍS EN ESTOS MOMENTOS.

 

¡A LA CALLE AMIGOS, CONCIUDADANOS ESPAÑOLES!  ¡O AL DESASTRE MÁS ABSOLUTO!

 

 

 Fdo: Amadeo Martínez Inglés, Coronel, escritor e historiador.

 

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