
Albacete, donde vivimos, es ahora una capital de provincias con aire de pueblo grande, más bien conservadora y tendiendo a mojigata, pero durante un tiempo fue la capital mundial de la solidaridad. En efecto, aquí estuvo la sede de las Brigadas Internacionales. Miles de hombres y mujeres de más de cincuenta nacionalidades llegaron a nuestra ciudad entre 1936 y 1938 y la convirtieron en la “Babel de La Mancha”. Luego cayó la larga noche de la dictadura franquista. Luego se echó la espesa niebla de la “modélica” Transición. Y a día de hoy sigue sin haber un centro de interpretación de aquel momento histórico ni una ruta urbana que señale sus lugares y episodios fundamentales. Ya se sabe que en esto, como en tantas otras cosas, “Spain is different”.
								














La pregunta es: ¿quién daría esa orden? ¿Un general o coronel en la reserva? Evidentemente, no.