La democracia es un bien preciado en Europa que hay que defender.

Por Víctor Arrogante.

El Día de Europa, cada 9 de mayo, celebramos la paz y la unidad en Europa. Esta fecha marca el aniversario de la histórica «Declaración Schuman», en la que este expuso su idea de una nueva forma de cooperación política en Europa, que haría inconcebible la guerra entre naciones europeas. La propuesta de Schuman se considera el comienzo de lo que hoy es la Unión Europea. 

Este 9 de junio se celebran elecciones al Parlamento Europeo. 360 millones de europeos, han tenido derecho a votar, al formar parte de Europa y lo que representa, y su voto contribuirá a configurar e impulsar el futuro común. En la Unión Europea, la democracia nos puede parecer algo obvio, pero esto no siempre fue así. No hace tanto tiempo, millones de europeos vivieron tiempos en los que no podían votar ni tampoco hablar libremente. 

La democracia es un bien preciado que nos han transmitido generaciones anteriores. Depende ahora de nosotros mantenerla, hacerla más fuerte y transmitirla a las generaciones venideras. La manera más eficaz de hacerlo es votando, porque cuanto más gente vota, más fuerte es la democracia. 

Cada cinco años se celebran elecciones europeas para elegir a los representantes en el Parlamento Europeo, la única asamblea transnacional del mundo elegida por sufragio directo. Estos representantes defienden los intereses comunes comunitarios y pueden dar forma y decidir sobre la nueva legislación de la UE. También votan los nuevos acuerdos comerciales y controlan a las instituciones de la UE y cómo se gasta el dinero de los contribuyentes. 

Todas las previsiones han sido que la extrema derecha iba a ser una fuerza determinante para el futuro de Europa. Si fuera así volveríamos a tiempos indeseables que provocaron los mayores males de ciudadanía europea y que muchos pensábamos que habían quedado superados. Algo se ha hecho mal para que se retorne a esa ideología criminal que tantas vidas y sufrimiento provocaron. 

Recordemos algunos acontecimientos de la historia que al final supusieron la creación de la Unión Europea. Todas las fuerzas bajo el mando alemán cesarán las operaciones activas a las 23:01 horas, hora de Europa Central, el 8 de mayo de 1945. Con estas palabras el Jefe del Estado Mayor del Alto Mando de las fuerzas armadas alemanas, el general Alfred Jodl, firmó el acta de rendición incondicional, que ponía fin a la Segunda Guerra Mundial y con ello el predominio del nazismo y fascismo en Europa. Tenían que pasar 69 años para ver como esas ideologías criminales vuelven a tomar auge. 

Naciones Unidas declaró que los días 8 y 9 de mayo son una ocasión propicia para el recuerdo y la reconciliación y rendir homenaje a todas las víctimas de la Guerra Mundial, exhortando a los Estados Miembros a que hagan todo lo posible para resolver las controversias por medios pacíficos, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y sin poner en peligro la paz y la seguridad mundial. En ocasiones parece que todo fue en vano, cuando los conflictos siguen resolviéndose por medios violentos. 

En los Juicios de Núremberg se determinaron y sancionaron las responsabilidades de dirigentes, funcionarios y colaboradores del régimen nacionalsocialista, en los crímenes y abusos contra la Humanidad cometidos en nombre del III Reich. Se establecieron directrices y principios del derecho internacional en la Carta de los Juicios de Núremberg, que posteriormente sirvieron para el desarrollo de jurisprudencia específica internacional en materia de guerra de agresión, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, así como para la constitución del Tribunal Penal Internacional permanente. 

En la Carta de los Juicios de Núremberg se determina que «Cualquier persona que cometa actos que constituyan un crimen bajo las leyes internacionales será responsable y por consiguiente sujeto a castigo», así como ser cómplice. Con el establecimiento de estos principios, desapareció la obediencia debida como eximente: «El hecho de que una persona actúe bajo las órdenes de su gobierno o de un superior no le exime de la responsabilidad bajo las leyes internacionales». Igualmente quedaron tipificados como delitos los Crímenes de Guerra y la Guerra de agresión. La Carta trata de los Crímenes contra la humanidad como el asesinato, exterminio, esclavitud, deportación y cualquier otro acto inhumano contra la población civil, o persecución por motivos religiosos, raciales o políticos. De hecho se criminalizaba a la ideología nazi-fascista por haberse cometido tantos crímenes en el mundo. 

Quién lo iba a decir que en la Francia de la Liberté, Égalité, Fraternité, el Frente Nacional de Le Pen, podría convertirse en la primera fuerza política, con un programa opuesto a la propia Unión Europea y contra la apertura total de las fronteras. Lo cierto es que desde hace varios años y en particular desde que se agudizaron la crisis de la democracia participativa, el desastre social y la desconfianza hacia la UE, casi todas las elecciones en los Estados de la UE se traducen en una irresistible subida de las extremas derechas (Ignacio Ramonet). 

La derrota del nazismo y fascismos en Europa al finalizar la guerra mundial, llevó a pensar que estos fantasmas no volverían a cruzar su geografía, pero la realidad es otra. La ideología fascista es odio, irracionalismo y racismo extremo y su práctica política fuerza de choque contra la razón y la democracia. El fascismo ahora es más europeísta que nacionalista, pero sigue manteniendo la política de los puños de siempre. Lo vemos estos días en los gravísimos sucesos en Odesa y otras ciudades de Ucrania. Y lo más grave de todo es que el fascismo hoy, no tiene en frente una fuerza política y un movimiento obrero organizado, como en los años 30 del siglo pasado, como ideología de contención, capaces de ser una verdadera alternativa a la sociedad actual. 

En momentos de crisis el fascismo enseña su cara amable. Participa en la democracia parlamentaria, intentando dividir a las clases populares más desfavorecidas, con planteamientos racistas y xenófobos, culpando a las personas inmigrantes de los males sociales. El fascismo vuelve a presentarse como alternativa de una burguesía asustada ante la crisis económica y sus consecuencias políticas. Critican la austeridad y la corrupción política y la existencia de partidos políticos. Discurso de fácil acogida por quienes culpan de sus males a la democracia, que en definitiva es lo que pretenden eliminar. Sigue siendo válida la cita de Lenin Un fascista es un liberal asustado. 

En España, la presencia del nazismo-fascista, nos llama menos la atención, sabemos de eso. En Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y demás naciones europeas, el nazismo-fascista perdió la guerra y desapareció del escenario, pero aquí la ganaron y han estado gobernando desde entonces. Durante los primeros tiempos de la Transición, muchos dirigentes franquistas, se convirtieron en demócratas de toda la vida a través de Alianza Popular (1976-1989) y después con el Partido Popular. Hoy son los mismos, que desde las alcaldías, parlamentos y desde el propio gobierno, hacen apología del franquismo, impidiendo debates, reduciendo el número de parlamentarios, en perjuicio de la calidad y cantidad de la democracia. La derecha que representa el PP es la de siempre: autoritaria y conservadora, oscura, caciquil y antidemocrática, vengativa, ramplona, católica y antisocial que mantiene en su seno a sectores de la extrema derecha. 

Las ideologías fascistas, nazis y totalitarias, como fue el franquismo, han sido la causa de enormes sufrimientos, recorte de libertades y derechos y millones de muertos. No se precisan nuevos partidos de extrema-derecha que lo representen. El PP se sobra y se basta para ello. Los posicionamientos del PP son cada vez más radicales y pueden ir a más, recurriendo al patrioterismo, el odio a Cataluña, al Gibraltar español, políticas contra la inmigración, discursos retrógrados y antisociales, buscando la fidelidad de su electorado y evitar descalabros electorales. Contra los fantasmas del pasado, hay que retornar a la Europa social, la de la libertad y de la democracia, la de los derechos y el bienestar. 

Ya conocemos los resultados electorales. Con el 99,59% de los votos escrutados, el PP se mantiene en cabeza con una ventaja de cuatro puntos gracias al respaldo del 34,18% y 22 escaños, frente al 30,19% y los 20 diputados del PSOE. Vox se consolida en la tercera plaza con el 9,62% y 6 diputados, y detrás aparecen empatados a tres escaños la coalición Ahora Repúblicas de ERC, Bildu y BNG (4,93%), la plataforma Sumar (4,65%) y la agrupación de electores Se acabó la fiesta, con el 4,58%. La sexta plaza es para Podemos con el 3,27% y dos escaños, y por último Junts y la Coalición por una Europa Solidaria (CEUS) de PNV y CC entran con un escaño cada uno. Se quedan fuera entre otros Ciudadanos, la coalición Existe de los partidos de la España Vaciada y los nuevos partidos Izquierda Española y Cree. 

Las fuerzas ultraderechistas sacuden la UE, pero los partidos europeístas retienen la mayoría. Populares, socialdemócratas, liberales y verdes obtienen el 62% de los votos pese al ascenso de los euroescépticos. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha anunciado la disolución de la Asamblea Nacional, el parlamento francés, y la convocatoria de elecciones legislativas tras conocer los sondeos de las elecciones a la cámara europea en Francia. La ultraderecha ha ganado las elecciones en el país galo con el 31,5% de los votos. 

Tendremos tiempo de analizar todas las situaciones que se han producido en Europa y sus consecuencias, pero pocos países resisten como España el avance de la ultra derecha. Vox solo pasa de 3 a 6 diputados, mucho menos que sus colegas europeos. Sumar tiene que revisar su proyecto político, mientras Podemos obtiene un buen resultado. La situación creada representa un empate técnico en escaños entre el PP y el PSOE. La estrecha victoria del PP (que absorbe el voto de Cs y poco más) es una derrota clara del plebiscito que planteó Feijóo.

 

Víctor Arrogante, profesor y analista político.

 

 

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